A partir del Ciclo Escolar
2009-2010 la Dirección General del Bachillerato incorporó en su plan de
estudios los principios básicos de la Reforma Integral de la Educación Media Superior cuyo propósito es
fortalecer y consolidar la identidad de este nivel educativo, en todas sus
modalidades y subsistemas; proporcionar una
educación pertinente y relevante al estudiante que le permita establecer
una relación entre la escuela y su entorno; y facilitar el tránsito académico
de los estudiantes entre los subsistemas
y las escuelas.
Dentro de las competencias a
desarrollar, encontramos las genéricas; que son aquellas que se
desarrollarán de manera transversal en todas las asignaturas del mapa curricular
y permiten al estudiante comprender su mundo e influir en él, le brindan
autonomía en el proceso de aprendizaje y favorecen el desarrollo de relaciones armónicas
con quienes les rodean. Por otra parte las competencias disciplinares refieren
los mínimos necesarios de cada campo disciplinar para que los estudiantes se
desarrollen en diferentes contextos y situaciones a lo largo de la vida.
Tal como comenta Anahí
Mastache[1], las
competencias van más allá de las habilidades básicas o saber hacer, ya que
implican saber actuar y reaccionar; es decir que los estudiantes sepan saber
qué hacer y cuándo hacer. De tal forma que la Educación Media Superior debe
dejar de lado la memorización sin sentido de temas desarticulados y la
adquisición de habilidades relativamente mecánicas, sino más bien promover el
desarrollo de competencias susceptibles de ser empleadas en el contexto en el
que se encuentren los estudiantes, que se manifiesten en la capacidad de
resolución de problemas, procurando que en el aula exista una vinculación entre
ésta y la vida cotidiana incorporando los aspectos socioculturales y
disciplinarios que les permitan a los egresados desarrollar competencias
educativas.
Niveles de atención
En el contexto del Bachillerato General se
establecen tres Niveles de Atención para el trabajo del Orientador Educativo,
mismos que se describen a continuación:
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Este nivel se refiere a la posibilidad de
ofrecer un espacio para la difusión e información a grandes grupos de estudiantes
o padres de familia, acerca de temas vinculados a las distintas áreas de la
Orientación Educativa, permitiendo la organización y desarrollo de eventos
interinstitucionales o con expertos, como conferencias, pláticas informativas y
ponencias, entre otros.
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Mediante este nivel se atienden aquellas
áreas de la Orientación Educativa que tiene un propósito formativo y requieren
del trabajo cooperativo, las técnicas de estudio, las habilidades cognitivas y los
estilos de aprendizaje, por señalar algunos. Asimismo, en este nivel se
trabajan aspectos cuyo tratamiento es más viable a nivel grupal, como solución
de cuestionarios, test vocacionales o actividades específicas de Acción
Tutorial.
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A través del Nivel Individual el Orientador
Educativo atiende situaciones y casos particulares que requieren de un
tratamiento personalizado. Este nivel se recomienda abordarlo mediante sesiones
de asesoría o tutoría o en su caso canalizar a los estudiantes a los ámbitos
institucionales que les brinden el servicio profesional requerido.
Líneas de acción.
Las líneas de acción del Programa de
Orientación Educativa comprenden tres ejes fundamentales:
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Se refiere a las acciones coordinadas y
organizadas en beneficio del bachiller, mediante la participación activa de los
docentes, administrativos, directivos y padres de familia.
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Se refiere a las actividades que permiten la
detección anticipada de eventos desfavorables para el desarrollo del bachiller.
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Se caracteriza por favorecer el proceso de
maduración en el bachiller, tendiente a promover un crecimiento personal
equilibrado.
Las líneas de acción se trabajan en las
cuatro áreas de trabajo (Institucional, Escolar, Vocacional y Psicosocial)
abordando así los niveles de atención individual, grupal y masivo.
PERFÍL DEL ORIENTADOR
EDUCATIVO.
El Orientador Educativo debe ser licenciado
en Psicología, Pedagogía o Trabajo Social preparado para valorar las
habilidades, aspiraciones, preferencias y necesidades de los estudiantes, así
como los factores ambientales, sociales y externos que le influyen o son
importantes para la toma de decisiones. El Orientador Educativo no sólo debe
facilitar contenidos informativos, sino ser parte de la formación de la
personalidad del estudiante y la participación en la construcción de un
proyecto de vida que incluya su inserción social como participante de una
democracia, con un lugar vocacional ocupacional; debe ser capaz de proveer información
relativa a las ocupaciones y pasatiempos, de evaluar las condiciones
contextuales e individuales, de proporcionar consejo y asesoría, de ser
investigador para estar siempre actualizado con las temáticas que interesan al
alumnado.
Con base en esto, las funciones del orientador
se desglosan en el código de ética, el perfil del orientador y las Competencias
del Orientador las cuales pueden ser consultados en los Lineamientos de
Orientación Educativa y son clasificados en los siguientes cuadros:
Bibliografía.
[1] MASTACHE, Anahí, et. al.;
(2007); Formar personas competentes. Desarrollo de competencias tecnológicas
y psicosociales; Buenos Aires México; Novedades Educativas.
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